Chu Xuan transmigra al mundo Cangxuan y se convierte en un cultivador demoníaco de la Secta Wuji. Cultivar artes demoníacas implica desviar la esencia del cielo y la tierra y extraer la esencia de todas las cosas. Para convertirse en un señor demonio supremo, uno debe masacrar a innumerables seres. Sin embargo, matar es intolerable para la voluntad celestial de la raza humana, y la Secta Wuji es destruida por las sectas ortodoxas. En un momento de desesperación, Chu Xuan adquiere accidentalmente un espejo de sangre que puede transportarle a un planeta zombi plagado de apocalipsis. Se sorprende al descubrir que este lugar es un paraíso para los cultivadores demoníacos.